lunes, 15 de diciembre de 2014

LAS PIEDRAS SAGRADAS DEL CASTRO DE "El RASO DE CANDELEDA"

El castro de El Raso, correspondiente al Hierro III (dos siglos anteriores a Cristo), se halla dos kilómetros al noroeste de la abulense localidad de El Raso, próxima a la de Candeleda, en un espolón orientado al sur denominado Cabeza de la Laguna. 

ALTAR DEL FREILLO. Cuando en 2006 acudí a este lugar en busca de las posibles piedras sagradas el único elemento de probable finalidad ritual rupestre conocido era una roca situada extramuros al norte del castro, junto al arroyo Freillo, de la cual se decía: “Para algo similar (a los sacrificios humanos), pudo haber servido en El Raso una gran roca que se halla muy cerca del poblado, hacia el Norte, fuera del recinto fortificado, en cuya parte superior se ha labrado una gran oquedad, capaz de albergar en su interior a una persona, y abierta por su nivel más bajo para evitar la retención del líquido, permitiendo su rápida salida al exterior, donde caería directamente a la tierra. (...) Es vulgarmente conocida como el exprimijo. Por hallarse junto al manantial más abundante del poblado, pensamos si podía haber tenido alguna relación ritual con él, pero el número de interrogantes que se presenta es muy grande y difícil de contestar” (F. Fernández Gómez, "Celtas y Vettones", Diputación Provincial de Ávila.  

Altar del Freillo.

Y allí estaba, efectivamente, aquel elemento, una auténtica pila sacrificial: irregular de 1,6 m. de largo, 0,5 de ancho máximo, y 0,1-0,3 de alto, tallada en una piedra de 1m de alto; con una especie de respaldo trabajado por la mano humana y una estrecha y alta escotadura de salida de líquidos del lado contrario.



Un altar de sacrificios, sin ninguna duda, donde serían inmolados animales y personas con el objeto de obtener el favor de los dioses, conformarles, realizar predicciones, etc. Probablemente los cuerpos de las víctimas se situarían en la pila con las cabezas a la altura del respaldo, en ideal posición para ser degolladas. Su sangre saldría por la escotadura delantera e iría a caer al suelo. Otra posibilidad, si se tratase de una predicción o vaticinio, es que se tendiese a la víctima sobre la pila procediendo el sacerdote a abrirla las venas de los costados o incluso sus entrañas para aoscultar sus vísceras, del modo como dicen los romanos solían hacer algunos pueblos celtiberos.



SANTUARIO RUPESTRE DE “EL CHARCAZO”. 


Aunque documenté varios elementos de interés en el interior del castro, el más monumental e impresionante descubierto en este lugar es el gran altar rupestre de EL CHARCAZO.

Altar de El Charcazo desde el oeste.

Faustino, el guarda del castro, me advirtió de su presencia: una roca situada tres centenares de metros al sureste del castro (camuflada entre viñas, cerezos, sarmientos, musgos, y hasta bidones metálicos), que "podía ser algo". 



Y vaya si lo era, un impresionante, originalísimo e inequívoco altar de sacrificios, labrado sobre una enorme roca amorcillada, que integra dos superficiales pilas con escotaduras de desagüe, varias decenas de hoyuelos; incisiones y talladuras, etc.

Altar de El Charcazo desde el Este.
Representación gráfica de los elementos del altar.


Un altar o más bien un santuario que extendió su vigencia a la época romana pues embutida en una pequeña construcción, inmediata a este lugar, se encontró un ara romana con la inscripción EBVREIN - IVS.ORVN - DI.F.CARA - ECIQVAELI- COVSML, que, según Emilio Rodríguez Almedia, significa: “Ebureinio, hijo de Curundo, de los caraecicos, cumple con gusto su voto a Vélico”. 

Ara dedicada a Vaélico (Museo Provincial de Ávila).


El nombre de "Charcazo" con que se identifica este lugar procede de una charca antaño existente en este lugar que fue disecada hace bastantes años. 



También hallé en este lugar, integradas en un montón, varias piedras con curiosos petroglifos entre las que destaca una de tono negruzco, con cierta forma de zoomorfo vettón (verraco), que presenta numerosas incisiones que adoptan curiosas formas incluida las antropomorfas. La existencia de asentamientos y pinturas pertenecientes al Bronce en territorios muy cercanos hace probable el que este lugar sagrado haya alargado su vigencia desde este tiempo hasta la probada época romana, esto es, durante más de un milenio. 

Piedra negruzca con de aspecto zoomorfo con petroglifos.

ELEMENTOS INTRAMUROS. En el interior del castro hallé varios elementos de muy probable finalidad mágico-ritual, entre los que se encuentran:

Varias rocas con hoyuelos y cazoletas:



Roca con dos profundas cazoletas
Roca con Cazoletas y hoyuelos
Representación gráfica de los elementos anteriores.

Probable altar


Petrozoomorfo. Roca con forma de cabeza de tiburón con una pila en una de sus caras que en su conjunto pudo constituir un altar.

Petrozoomorfo


Petroglifo: 



Tras el gran altar de El Charcazo lo considero el elemento más importante de los que descubrí en este castro. Un hallazgo excepcional pues, que yo conozca, es el primero encontrado en los castros del Hierro de la provincia de Ávila. Aunque es probable que no fuese obra de las gentes del Hierro III que levantaron este asentamiento sino de las gentes del Bronce que ocuparon el territorio durante los siglos anteriores. 


Se halla en la parte alta del castro por encima de la carretera que lo atraviesa y su significado es una incógnita pues se trata de un petroglifo abstracto o ideológico.

Petroglifo
Representación gráfica del petroglifo.























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